lunes, 1 de noviembre de 2021

Vida, fe y las historias de un peluquero.

¿Les ha pasado algunas vez que se encuentran con una película interesante que no habían visto antes y, después de googlear el titulo o buscar información se dan cuenta que es muy famosa? ¿O que escuchan una canción y piensan “ahora que están re versionando mucha música, sería interesante que alguien hiciera una versión nueva de esa canción” y días después algún artista publica algo relacionado a eso?, bueno, algo similar me pasó hace más o menos dos semanas; finalizando una larga jornada de trabajo, mientras veía Misión: Imposible V - Nación Secreta, me enteraba de una noticia: Alec Baldwin (actor de reparto de M:I - V), había detonado un arma por accidente mientras filmaba una escena para su más reciente película, Rust. Eso había ocasionado que el director Joel Sousa saliera herido, y que la directora de cinematografía Halyna Hutchins falleciera de camino al hospital. Distintos medios de comunicación reiteraban el hecho de que Alec había disparado el arma sin querer, sin embargo, Variety y The Hollywood Reporter (noticieros expertos) aseguraron en reportes posteriores que en el set de filmación tenían muchos problemas de seguridad y que semanas antes del incidente ya se habrían disparado “accidentalmente” tres armas de fuego, en consecuencia, la producción decidió abandonar el proyecto, pero el equipo de rodaje de Rust no quiso pausar sus operaciones y horas antes del accidente decidieron contratar a trabajadores no sindicalizados de Nuevo México. No hay muchos detalles verídicos al respecto, solamente que a Baldwin le habían dado un arma fría (que no estaba cargada), y de acuerdo a las declaraciones del director, mientras él, Alec y Halyna charlaban preparando una escena y ensayaban el tiro, el arma se disparó. La policía todavía está investigando el accidente y no se han presentado cargos contra nadie.

Muchas personas volvieron a recordar gracias a eso, la muerte de Brandon Lee quien también falleció tras recibir un disparo mientras grababa la película “El cuervo”. Yo, que últimamente soy más de series que de películas, he recordado el caso de Jon Erik, estrella de los años 80, que entre las grabaciones de la serie Cover Up, mientras tenía unos minutos de descanso, tomó una pistola de utilería, la cargó con una bala de fogueo (es decir, que no tiene proyectil) y se la colocó en la frente justo antes de que el arma se disparara. A pesar de no ser una bala real, debido a la cercanía, Jon sufrió hemorragia cerebral, y luego de 7 días en coma, fue declarado con muerte cerebral.

Dejando a un lado –o no tanto– las historias de la fragilidad de la vida y lo impredecible del destino, esta semana, luego de más de 35 años, debido a trabajos de construcción del nuevo templo, en mi parroquia “cambiamos de iglesia” (como comentaba alguien en facebook), un día antes de mudarnos pasé a despedirme con nostalgia de las paredes que, literalmente, me vieron crecer. ¡Tantos recuerdos! ¡Tantas historias! No solo mías, de muchas, muchas personas. ¡Tantos actos de fe y piedad! Cuántas personas habrán crecido dando sus primeros pasos ahí. Cuántas personas habrán sido bautizadas… cuántas habrán tenido ahí su primera misa… ¡cuántas personas habrán tenido ahí su última misa! «Cuna de mil vocaciones» como decía un himno. Tantos santos anónimos forjados entre cuatro paredes…

Por cierto, a propósito de que la iglesia celebra hoy la solemnidad de todos los santos (y ojo, eso no estaba en el guión, pero es algo que he recordado mientras escribo)… la semana pasada fui con mi ‘peluquero de confianza’ –no sé si alguien necesita hacerle publicidad a los peluqueros, pero sería un buen slogan–, para cómo están los tiempos tendría que explicar a qué fui para evitar malentendidos, pero confío en mis lectores; bulos aparte, mientras estaba con él, intentando matar el silencio surgió una plática:

–Oiga –dijo–, seguramente su papá vendrá uno de estos días también, últimamente viene unos días después de usted. Por cierto, ¿cómo se llamaba aquel su familiar sacerdote que se cortaba el cabello aquí también?

–Ehm… –dudé en responder, no por la respuesta, sino por lo inesperada que era la pregunta. ¿El padre Lee?

–Sí, ¡exacto! el padre Lee –dijo, como si hubiese pasado mucho tiempo pensando en el nombre y al fin hubiera encontrado la respuesta. ¿Cuánto tiempo ya ha pasado de que falleció? ¿8… 10 años?

–6 años ya…

– ¡Tan rápido! Bueno, yo creí que era más, supongo que es porque la última vez que lo vi fue antes de que se fuera a Roma.

– ¿En serio? –respondí con sorpresa, sobre todo porque no creí que le recordara tanto y con tantos detalles. ¡Y lo que faltaba!

–Yo me recuerdo bien de la última vez que llegó conmigo. Estábamos frente a la iglesia… ¿cómo se llama? San… san… no –se interrumpió él mismo–, sagrado, sí, frente a la ‘iglesia Sagrado…’

No sabía qué decir. Escucharlo estaba siendo más entretenido de lo que esperaba, a pesar de que yo también había estado presente esa vez de la que él hablaba con tanto entusiasmo…

–Terminé de cortarle el cabello (al padre) –dijo, continuando su historia– y antes de irse me dijo: “bueno, usted, se me cuida, y primero Dios, nos vemos dentro de tres años. ¿No le he contado, verdad? Me voy a estudiar a Roma. Para allá me mandaron. Páseme su número de teléfono, y cuando regrese le marco para ver en donde está ¡con eso de que últimamente cambia mucho de ubicación!”, ahora ya no tengo el mismo número, pero todavía me recuerdo muy bien de su estilo: poco corte enfrente, para atrás, redondo y sin patillas, Más de una vez me dijo “sólo me quito los lentes cuando duermo, cuando me baño y cuando vengo con usted, por eso la gente me reconoce hasta que salgo.” Mire, yo no soy católico pero estos días que miro a la gente que va al cementerio y celebran a los santos y todo eso, yo digo que ese padre sí fue santo.


¡Había contado con tanto entusiasmo y tanta intensidad su historia con el padre!, y yo, mientras regresaba a casa, volvía a recordar aquella anécdota que cuenta el Profesor, del día que alguien le dijo “... ¿sabe qué? El padre Lee es mi santo favorito.” Pero eso, es otra historia…

1 comentario:

Que vea… aunque a veces no vea.

Dicen que nunca es tarde para contar una buena historia, quizá eso me ha dado cierta comodidad cada vez que me he dispuesto a escribir. La c...