sábado, 31 de julio de 2021

Tokio y la historia que todos podremos contar.

«Vengo de un lugar donde pocas personas creen que sus sueños se pueden hacer realidad. Así que este título es para ellos, para que les sirva de inspiración y como prueba de que Dios puede mover montañas y hacer cosas imposibles con nuestras vidas», decía el brasileño Ítalo Ferreira, luego de transformarse en campeón mundial de surf en 2019.

Jueves, 29 de julio de 2021, facebook, instagram y twitter se veían inundados por fotos y hashtags relacionados con el paro nacional. #ParoNacional29J, #RenunciaGiammatei y #ParoNacional eran tendencia especialmente en twitter. Ese mismo día, en la madrugada, Kevin Cordón y Luis Carlos Martínez hacían historia en el deporte nacional. Y es que, recuerdo esto no sólo por cómo podría vincularse el hecho histórico de que Ítalo se haya convertido en el primer campeón olímpico de surf de todos los tiempos con Kevin Cordón convirtiéndose en el primer badmintonista no asiático ni europeo en llegar a cuartos de final en Juegos Olímpicos, o por cómo la mención de Ferreira a Dios se podría relacionar con la ingeniosa pero necesaria (y hasta caritativa) forma a la que Kevin tuvo que recurrir para entrenar en el salón parroquial de Zacapa porque el polideportivo estaba abarrotado de pacientes de Covid-19, ni por cómo aquello de “venir de un lugar donde pocas personas creen que sus sueños se pueden hacer realidad” podría ser perfectamente una frase dicha por Luis Carlos, quien alguna vez recordaba cuando vio a Michaell Phelps en el campeonato mundial de Melbourne en 2007 ganar en los 200 metros libres y de cómo eso fue semilla para que pudiera hacerse realidad su sueño por llegar a Juegos Olímpicos, algo que ahora seguramente ya es anecdótico luego de que ayer (además de convertirse en el primer centroamericano en llegar a una final olímpica en cualquier prueba de natación) hubiese superado el tiempo del propio Phelps en los juegos de Río 2016, es decir, le habría quitado la medalla de plata olímpica a uno de sus ídolos.

El viernes 30 de julio, por la tarde, las estaciones de radio, los canales deportivos internacionales, los canales nacionales de televisión, y las redes sociales se veían inundadas, ahora, por hashtags (y claro, hasta memes) de la clasificación de Cordón a las semifinales de bádminton; para él ya era agua pasada ese día de 2016 en Río, cuando se retiraba llorando por lesión. La cuenta oficial de twitter de los Juegos Olímpicos colocaba una foto suya llorando de emoción en el suelo con la descripción: «Hacer historia se ve así». (https://twitter.com/juegosolimpicos/status/1421276897435168777?s=20)

Quizá dentro de algunos años cada uno podamos contar sobre esas madrugadas en que nos despertábamos para ver los partidos, cuántos años teníamos, cómo, en donde y con quienes escuchábamos o veíamos el camino que tomaba Kevin para convertirse en uno de los cuatro mejores badmintonistas del mundo, cómo le daba una semilla de esperanza, una pequeña alegría al país, en medio de tanta ruina.

Está a dos victorias de conseguir una medalla (de oro o plata), el panorama es cada vez más complicado –si fuese sencillo no sería tan histórico–, pero como dijo Arjona: «…y es tanta mi fe que aunque no tengo jardín ya me compré una podadora.»

Desde una iglesia en Zacapa, hasta Tokio, para el mundo y los libros de historia del deporte: Kevin Cordón. Aunque... si logra una medalla, eso, es otra historia.




1 comentario:

  1. Excelente artículo Alex, definitivamente es algo histórico y más por el momento difícil que atraviesa nuestro país. Es un rayito de luz en medio de la oscuridad.

    ResponderEliminar

Que vea… aunque a veces no vea.

Dicen que nunca es tarde para contar una buena historia, quizá eso me ha dado cierta comodidad cada vez que me he dispuesto a escribir. La c...