sábado, 11 de septiembre de 2021

De Hachiko, el 11S, el Covid y Juan Pablo II

Griego es un perro macho, mezcla de husky, de unos 3-4 años aproximadamente, juguetón, noble, a quien conocí por el tweet de una asociación animalista, quienes buscaban a alguien que pudiese adoptarlo, luego de que la doctora que le estaba brindado hogar temporal finalmente había anunciado que ya no podría hacerse cargo de él. Griego, llegó al Parque de la Industria, al hospital temporal de pacientes de Covid, algunos dicen que simplemente fue en busca de algo de comida, otros dicen que le vieron entrar con alguien, de cualquier forma, entre los pacientes se ha buscado a su dueño, quien hasta ahora no ha aparecido. El caso ha tomado algo de fama en twitter, especialmente por quienes comparan a Griego con Hachiko, aquel perro japonés del que existen ya hasta unos cómics y una película (que incluso a algunos de los que no son tan afines a expresarse emocionalmente les ha sacado una lágrima… si no me creen, pregúntenle al Profesor), y por las fotos en las que ciertamente se le puede notar una particular tristeza; no sé si es la pandemia lo que ha aumentado (o al menos hecho más evidente) la sensibilidad de la gente en redes sociales, pero es verdad que ahora, con la facilidad en la que esas fotografías de postal están ‘a un toque’ de distancia, algunas historias son (para bien o para mal) más sencillas de divulgar. Aunque, ahora que lo pienso, “en los tiempos de Hachi” – ¡vaya medida de tiempo me he sacado de la manga!– algunas cosas no eran tan distintas… quizá a eso le deba algo de su gran fama. ¡Si hasta una estatua y una estación de tren con su nombre existen! De hecho, creo que solo la primera guerra mundial pudo contra la historia emotiva detrás de la intocable estatua de Hachi en Shibuya, pero eso es otra historia…

Hablando de fotografías virales, ¿a alguien se le hace conocido el nombre “Richard Drew”? ahora seguramente no, pero precisamente en una fecha como hoy hace 20 años, durante el famoso 11-S, el nombre de Richard –también– comenzaba a aparecer en varios noticieros, periódicos y hasta controversias alrededor del mundo. Richard es un fotoperiodista cuyo trabajo más famoso es, seguramente, una fotografía titulada ‘The Falling Man’. En la imagen no aparecen ni aviones, ni humo, ni fuego, ni escombros. Solo un hombre cayendo. Una de las 2.973 personas que perdieron la vida ese día fatídico en los ataques terroristas. 'The Falling Man' es una víctima que, probablemente ante la pérdida de toda esperanza, tomó la decisión de saltar al vacío por las ventanas del World Trade Cente. A día de hoy continúa sin saberse la identidad de «El hombre que cae», aunque se cree que fue un trabajador del restaurante 'Windows on the World', situado en la torre norte. "Estaba vertical, con la cabeza gacha, entre las dos torres. Había una simetría allí. Pero solo estuvo así por un instante. Si hubiera sido otro momento, hubiera salido en otra posición", decía Drew para BBC Brasil en 2016.

Hay fechas que nos recuerdan la fragilidad de las construcciones humanas y la importancia de crecer, no en altura y poder, sino en humanidad y en fraternidad, el ’11-S’, a mi parecer, es una de ellas. ¡Existe tanta conspiración en torno a ese día! Un antes y un después. El 11-S es tan histórico, y entre todo lo que se ha dicho y escrito, hay una frase de san Juan Pablo II durante la Audiencia General un día después del atentado, que –para mí– queda como anillo al dedo para estos ‘tiempos de pandemia’. Decía entonces el papa: “Que Dios infunda valor a los supervivientes, secunde con su ayuda la obra benemérita de los socorristas y de los numerosos voluntarios, que en estas horas se dedican con todas sus energías a afrontar tan dramática emergencia. Os invito también a vosotros, queridos hermanos y hermanas, a uniros a mi oración”.

Y a propósito de historias y aviones, hace unos días leía una anécdota curiosa de Arturo Marí, fotógrafo personal de san Juan Pablo II y ex director de L'Osservatore Romano:

«Estabamos en el avión con destino a Senegal, en las afueras de Italia. Nos subimos a una nube de hielo en el Mediterráneo y nuestro avión no tenía sistema para descongelar las alas. A 12 000  metros sobre el nivel del mar… de repente, nos encontramos a 1 500 metros. Todos estábamos muy agitados, el avión pareció caer. En cambio, él [san Juan Pablo II] estaba quieto, él estaba leyendo el breviario, sentado en su lugar.

En cuanto el avión volvió, miró por la ventana, asintió, y como si nada hubiera pasado, nos dijo sonriendo: “¿…problemas?”.»



Griego


The Falling Man


Fotografía de Arturo Marí durante el viaje apostólico a Senegal




1 comentario:

  1. Wouw!!! ¡Curiosos datos e interesantes! No me lo sabía.
    Pd. Mi perrito se llama Hachi, por la película 😁

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